Este puente de la Constitución, el hermanín y la cuñada aparecieron por Mérida para pasar unos días y estuvimos haciendo eso que se nos da tan bien, comer, caminar y charlar sin prisas. De su visita salieron paseos por cuatro ciudades, tres provincias y dos paises, un par de comidas sólo aptas para iniciados y un puñado de buenos ratos.
La mejor parte de que venga a visitarte a casa es, sin duda, hacer de anfitrión. Con la excusa de que eres el que paga las letras de la hipoteca, puedes pasar esos días de asueto compartiendo vivencias, poniéndote al día o haciendo un poco bastante el cafre sin ninguna cortapisa que, digan lo que digan, sigue siendo la especialidad de la casa. Además, con el hermanín, las espirales de burradas crecen con el tiempo de forma exponencial.
También se da la circunstacia de que, como ya no sé vivir sin mi cámara de fotos, aprovecho estas ocasiones para prescindir de vergüenzas y disimulos, e dar el coñazo hice un ámplio reportaje del que, convenientemente filtrado, pude extraer diez fotos excelentes buenas aceptables, que pongo por aquí. Como siempre, las fotos están subidas en mi cuenta de flickr y tienen la etiqueta 20071206.
En unos quince días, seremos nosotros los que vayamos de peregrinación al norte, cogiendo la Vía de la Plata hasta que se nos mojen los calcaños en el Cantábrico. Que ya toca, ya…
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