Me he dado de baja de las listas de correo de debian, tras una quincena de años afiliado. Y, para qué negarlo, me ha dolido un poco. Ha sido mucho tiempo recibiendo correos, respondiendo y tratando de aportar algo, por poco que fuese, al proyecto. A través de estas listas (estaba suscrito a varias, en español e inglés y se tocaban todo tipo de temas), he conocido a gente interesante, generosa y volcada con ayudar a los demás, algo bastante raro hoy en día.
Cuando comencé a seguirlas eran la fuente de información más potente y fiable sobre debian, donde siempre encontrabas una mano amiga y un comentario salvador. Poco a poco adquirías confianza y entonces eras tú el que ayudaba a otros y te metías hasta las cejas en el mundo del software libre y de debian. Tengo que reconocer que durante una temporada fue una adicción.
Me he dado de baja, principalmente, por dos motivos: porque hacía algún tiempo que no estaba en la conversación, que no aportaba nada y porque las preguntas se han vuelto repetitivas hasta en las malas formas. Al igual que sucedió con los grupos de usuarios de linux, las funciones de las listas de correo se han visto bastante mermadas, en favor de otras fuentes de información y han quedado como los últimos reductos de desarrolladores.
Al volver de vacaciones me propuse hacer limpieza en gmail y me di cuenta de que hace un tiempo que no leo los correos, que tengo un filtro que los archiva para que sólo tenga que marcarlos como leídos, sin culpa alguna, cuando se amontonen demasiados. Eché la vista atrás y vi que era la tendencia, el marcar sin leer, de los últimos seis u ocho meses y, por mucha pereza que me daba, decidí terminar de una forma elegante.
Espero, de verdad, tener que recular y volver a inscribirme en alguna de las listas de correo, entonando el mea culpa. Será un día feliz.
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