Tras una semana de inactividad, mi ordenador del trabajo dice que no funciona, que mis súplicas y lloros no significan nada para él y que la implosión del disco duro le ha sentado estupendamente, aunque se haya llevado por delante la configuración del lvm.
¡Hala! A instalar debian… Lunes, ocho y treinta y siete minutos y ya estoy en defcon 2.
trabajo, disco duro, lvm, general failure