42 pulgadas – El sueño del mono loco
El sueño del mono loco Saliva, cinismo, locura, deseo…

42 pulgadas

Después de nuestra fallida entrada de año, decidimos solventar algunos temas relativos al piso, nuestro pisito, que teníamos pendientes. El primero de la lista era la compra de una nueva televisión, porque habíamos estado esperando a que el tema de la TDT se aclarase. Sólo faltaba que, dos meses después de comprar una tele de n+1 pulgadas, tuviésemos que poner un cacharro más sobre la mesa, el decodificador TDT de alta definición. Hace seis meses, en nuestro primer intento, decidimos esperar para evitar que se diese esa situación y creo que la espera ha valido la pena.

Puede parecer un tema menor, una compra así, algo que haces casi sin pensar yendo a un gran centro comercial, escogiendo un aparato que te guste, escuchando al vendedor dorarte la píldora (y la televisión, ya de paso), pagando y pidiendo que te le envíen a casa. Rápido y moderadamente barato. El problema surge cuando eres un geek, uno de esos tipos que lo primero que hacen al recibir un paquete de metro y medio de ancho, es leer el manual. En mi caso, no soy ninguna excepción y, aunque tengo poca idea de televisiones la imagen y el sonido, sí tengo muy claro qué quiero conectar al aparato. En dos palabras: to-do. Los dos portátiles, varios discos duros USB, la grabadora de DVDs, un disco duro multimedia que espero que acompañe a la tele en el futuro, el móvil y, si se tercia, la batidora, que tiene bluetooth.

Así que tuve que especializarme en puertos de conexión de video y audio, con todas las siglas que eso conlleva: HDMI, DVI, DV, RCA, VGA, etcétera. Luego, cuando se descubrió que habría que cambiar los decodificadores por no haber hecho las cosas bien desde un principio, tocó aprender algunas siglas más: Full HD, HD Ready y HDTV. A éstas hay que añadir las de la profundidad, los hercios, el clásico USB y algún otro. He tenido lectura y entretenimiento durante los últimos dos de meses.

Finalmente nos compramos un señor aparato de 42 pulgadas, el doble justo que su predecesora pero infinitamente más luminosa, brillante y potente. Anoche, sorprendidos y extasiados, pudimos disfrutar de la televisión tal y cómo se realiza en las cadenas, sin añadidos extra por la pésima instalación de la antena comunal del edificio. Por poner un ejemplo rápido, había ocasiones en que Telecinco se quedaba sin color durante largos periodos y laSexta siempre tuvo una textura ondulada, como el abdomen del muñeco de Michelin. Normal que anoche estuviésemos como bobos, boquiabierto y ojipláticos viendo los mismos programas de siempre. ¡Si hasta descubrimos que en la publicidad corporativa de laSexta, en el lado izquierdo, pintan un cubo, dándole volumen al banner!

Soy muy amigo de remarcar y hacer notar los fallos de otros desde este altavoz llamado blog y, en justicia, creo que es bueno saber hacer lo contrario de vez en cuando. Lo que sucede es que me falta algo de práctica. Compramos el aparato en internet, ese nido de ladrones y piratas, en electroprecio, el viernes pasado a eso de las diez de la noche y de piedra me quedé al recibir en casa la televisión el martes siguiente. Rápido, eficaz y con buenos precios. Y no, no me han regalado nada ni me han hecho descuento, que en este país, si hablas bien de alguien es porque te ha untado o se ha muerto.

Me voy a conectar el mac a la tele… la próxima temporada de Dexter voy a ver cada gota de sangre del tamaño de un balón de baloncesto.

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