Texto corto para El taller de las palabras, en esta ocasión, comenzando con la misma frase que lo hace Macbeth & Lady Macbeth, de William Shakespeare porque es el número de abril. Relato para el cuarto número de la revista de El Taller de las Palabras.
Jamás vi un día tan hermoso y tan cruel. Porque no hay mayor crueldad que no dar opción a réplica, salir de escena cuando a uno le viene en gana, dando un portazo y dejando al adversario con la palabra en la boca. Porque alguien así no debería morir en la cama, satisfecho e impune. Alguien así no puede desaparecer sin amortizar parte del daño. Aquel día fue cruel porque nos había dejado sin venganza, sin posibilidad de revancha y sin una segunda oportunidad de devolver todo el dolor causado. Demasiado dolor para quedárselo. Demasiada rabia contenida durante años. Todo para nada. Jamás vi un día tan gris ni un cielo tan azul en noviembre. Medio país lloraba de alegría y el otro medio rezaba de miedo. Yo no. No podía. Perdida la posibilidad de venganza, atrofiados los gritos de rabia en la garganta, no quedaba más opción huir hacia adelante. Olvidar fue imposible. Pensar en perdonar una sola de las afrentas fue como traicionar la memoria de los vencidos. Finalmente, sólo quedó el camino amable de la locura. Ignorar para poder seguir adelante. No saber para no sentir. El día más cruel se convirtió en el día más hermoso. Él había muerto y yo seguía vivo. Cada uno había jugado sus cartas como mejor había creído, todo a una mano y él, finalmente, había perdido. Fue la única vez, durante todo aquel largo sueño, en que gané un sólo juego. Para mí, como para muchos otros, siempre pintaron bastos. Aquel veinte de noviembre, como muchos otros, me quedé en casa brindando con las sombras del pasillo, a la memoria de quienes nos quedamos, definitivamente, sin venganza.
Una idea sobre “relato – devolver todo el dolor causado”
¡¡¡maravilloso¡¡¡ me imagino qué quién lo dice es una persona de edad, lo expresa desde dentro, con dolor y con rabia, pero con esperanza, estoy segura que estos pensamientos, cargados de sentimiento, serían las de miles de personas, y tú que aún no habías nacido, eres capaz de ponerte en la piel y en la situación de ellos, te felicito por esa sensibilidad al escribir, y darnos la visión del perdedor en el día que vé una pequeña luz. Besinos.