Este fin de semana hemos explorado nuevas oportunidades de negocio, ahora que esto de la crisis arrecia. Para ello y tras dedicarle unos cuantos minutos, hemos fundado la que será nuestra salvación a medio y largo plazo: una comuna.
La idea parece descabellada pero tras pensar en ella unos instantes, cobra cierta lógica. Con la burbuja inmobiliaria explotando día sí y día también, compartir un piso es lo más lógico. Además, levantar una comuna es lo más sencillo del mundo y sólo hacen falta media docena de personas y un perro, para dar autenticidad. Si se llama Canuto, gana más puntos.
Y eso hicimos, invitar a gente con perro a pasar unos días o una noche en Mérida. Tres hermanas, tres novios/parejas y un cánido. Gente durmiendo en un sofá, algo de comida rápida para cenar y pelos canosos de Ohio por todas partes, pegándose a la ropa y las alfombras. Tardaré meses en poder eliminar todos esos rastros blancos pero el jodío perro se hace querer y se le perdona todo.
3 ideas sobre “una idea descabellada”
¡Qué relajado, que agusto se vé¡ Aunque haya dejado pelos, me imagino que seria muy agradable compartir unos dias con un perro, que yo sé que está muy bien educado, y como no, con todas la personas. Besos
Como muy bien dijo Clint Eastwood en el Sargento de Hierro:
«Cierra el pico, hippie»
Pd/Una comuna de verdad no hay Dios que lo aguante, pero estas con amigotes y familiares son otra cosa.
jejejee, bueno, soportables sí son pero sólo unos días. Al cabo de una semana la cosa se torna indescriptible. En cualquier caso, yo repito sin dudarlo.