Todavía no doy crédito a lo que leo en el Faro de Vigo (a donde he llegado a través de libro de notas): José Luis Alvite tiene una columna diaria en dicho periódico y, a diferencia de La Razón, no hay que suscribirse (es decir, pasar por caja) para leerla.
Carecemos de una biografía que resista diez minutos de lectura. No habríamos sido absolutamente nadie sin nuestras putas enfermedades. En realidad, amigo mío, lo que se nos plantea es la conveniencia de ir tirando como sea, a sabiendas de que hemos malgastado nuestra vida en caminar en zapatillas entre la cuna y la tumba. Ya sólo nos queda el aliciente de sustituir de vez en cuando la tos por el hipo. El mundo rebosa de personajes que rompieron con todo y se abrieron paso corriendo a oscuras por un páramo entre su pecho y su espalda. Ellos escribieron esas novelas que nosotros, ¡Oh, Dios!, leeremos mientras esperamos los peores resultados en la consulta del oncólogo que se ofrece amablemente a pagarnos el taxi que nos evite el feo de morir en su consulta. También a Hemingway le llegó inexorablemente su hora. Pero cuando se disparó en la boca, a quien se le saltó el paladar no fue a él, sino a su estatua.
De la columna de hoy, Trasplante a un cadáver.
jose luis alvite, aspero y sentimental
3 ideas sobre “áspero y sentimental”
Alvite es DIOS.
Alvite es mucho más que Dios.
Llevaba desde enero de 2005 sin poder leer la columna por Internet. ¡¡¡Ha vuelto!!! 😀
Más de un año tomando copas en garitos de mala muerte con tipos para los que el desodorante es un articulo de lujo, por fin podemos degustar otra copa en el Savoy.