Hay ciertas palabras que evito utilizar, en la medida de lo posible. Una es odio, en verbo y en nombre, porque considero que el odio implica demasiado esfuerzo para un vago como yo, al que nunca le compensará el esfuerzo de odiar intensamente a alguien.
Otra es amigo, y no porque no los tenga, tal y como mantienen algunas personas que me creen el eslabón perdido entre un hermitaño y un monje benedictino, ni porque blanda el número de amigos de facebook como coartada, sino porque distingo mucho entre amigo, conocido, compañero, etcétera. Mi categorización de las personas que conozco es bastante intensa y hace falta mucho esfuerzo por ambas partes para saltar de conocido a amigo.
La última palabra que me viene a la mente por falta de uso es orgullo. Mido mucho cuando usar esta palabra porque, desde siempre, la he asociado a problemas, a rencores, a falsedad. Sé que es una opinión subjetiva y particular, pero no recuerdo haber visto nada bueno asociado al orgullo.
Dicho esto, tengo que añadir que hoy voy a romper mi norma y voy a hablar del orgullo o, más bien, voy a hablar orgulloso. Orgulloso de mi sobrino porque ayer, con su vocabulario de media docena de palabras, le explicó muy ufano a mi madre que quería usar el ordenador para hablar con sus tíos, en vez de ver a Miliki cantando con Don Pepito y Don José. Y lo consiguió con un puñado de noes bien dichos porque mamá, que lleva muchas batallas a cuestas, nos llamó sobre la marcha para que nos conectásemos a la videoconferencia y no dejar al crío con las ganas.
Estoy orgulloso, también, de saber que por mucha distancia que nos separe, el guaje nos busca y nos llama cada vez con más frecuencia y se vuelve un poco loco (exactamente igual que los tíos, la verdad) cada vez que nos citamos por videoconferencia para enseñarnos sus juguetes o para ver cuanto ha crecido.
Y es que con esa sonrisa socarrona es muy difícil no caer rendido y orgulloso a sus pies.
4 ideas sobre “odio, amigo, orgullo”
Cómo no vas a estar orgulloso !
Enhorabuena, digno sobrino de sus tíos -;)
ya era digno de sus tíos, ahora simplemente es el favorito 🙂
ÿl no sabe decirlo con palabras, pero tiene una facilidad para expresar lo que quiere que nos tiene asombrados a todos, cuando apareceis Eme y tú en la pantalla, se pone contento, intenta acercarse a vosotros con las manos, y demuestra unas ganas de comunicarse tremendas, os enseña los juguetes, os dá besos, y cuando damos por terminada la conexión, se enfada mucho. Pasa el día reconociendo a los tios en las fotos, en el albún, hasta resultar muy pesado, pero es una ricura de niño, y a mí también me gusta decir que estoy ORGULLOSA de Néstor. Besinos
estoy viendo regueros de baba… de adultos ;).
Besinos.