Duró, como la mayoría de los sueños, poco tiempo. Apenas tres semanas de incertidumbre, nervios e ilusión que comenzaron el martes que recibí un correo electrónico de Facebook. En él una reclutadora de la red social me preguntaba si estaba dispuesto a escuchar ofertas de trabajo para San Francisco. Al principio creí que era spam y tuve que leer varias veces el texto para creérmelo. Y dije que sí.
En su correo ya me mencionaban el inmenso potencial que tienen, el número de usuarios activos con que cuentan y la increíble cantidad de volúmenes de datos que manejan. Un caramelo jugoso para un administrador de sistemas. Por mi parte puse todo mi empeño en dos frentes: cagarla lo más tarde posible para disfrutar del viaje y pensar que vivía en un programa de cámara oculta para no darme por enterado, pues había mucho en juego.
En la semana siguiente cruzamos varios correos más hasta fijar una primera entrevista telefónica. Como entre la costa oeste americana y España hay nueve horas de diferencia su llamada, tempranera, me pilló en la playa con el sol bajo y batallando con mi sobrino. Como todas la primeras entrevistas sirvió para demostrar que ninguno iba de farol y hacer una primera criba con los que sobran. Aunque no estuve especialmente suelto gracias a mi inglés bastardo, pasé el trámite con cierta solvencia. Next level, rezaba el mensaje que envié al puñado de amigos que tenían idea del proceso.
Más correos electrónicos, más nervios mientras eme, tensa y expectante, soñaba con una casa victoriana de colores vibrantes en una de esas avenidas en cuesta por donde se tiraba Steve McQueen en los setenta. La oportunidad era, al mismo tiempo, enorme y aterradora. Empezar de cero otra vez, en otro país, lejos de todas partes pero con eme, se me antojaba bastante más sencillo que cuando me vine a Extremadura aunque me planteaba las mismas dudas sobre los límites de mi capacidad.
La segunda entrevista telefónica también me pilló en la playa, en una de el País Vasco. Fue técnica y más trabada que la primera porque había cambiado la interlocutora y también el tipo de entrevista. Comandos, ficheros de registro, números que indican porcentajes y cosas así me tuvieron batallando con la memoria y el idioma durante veinte minutos. Al terminar, como la vez anterior, un escueto recibirás noticias en un par de días y el tiempo se puso de parte, se espesó hasta no transcurrir y me tuvo consultando el correo cada diez minutos, dentro del horario laboral de la costa oeste.
Algunos amigos ya trataban de reservar una habitación «barata y con vistas a la bahía» para el próximo verano cuando llegó el último correo. No había pasado la entrevista técnica y, con gran pesar, daban por zanjada mi aventura americana, aunque quedaríamos como amigos. En mi respuesta les agradecí la oportunidad y el esfuerzo, consciente de que han sido mis quince minutos de gloria y que los niveles de ilusión y ganas tardarán mucho tiempo en alcanzar las cotas de estos días.
Nos llevó un par de días asumir que se había acabado, deshacer las maletas imaginarias y poner en venta la casa victoriana con vistas a Alcatraz para que finalmente, el sueño se difuminase como la niebla. Como sucede cuando alguien ilumina de golpe una escena, lo vimos todo con claridad: habíamos despertado al gran sueño americano.
6 ideas sobre “mi gran sueño americano”
Siempre podrás decir que estuviste muy cerca y si has llegado hasta ese punto de las entrevistas por algo será ;).
Estamos todos muy orgullosos, feliz regreso a «Europa» ;D
De todo se aprende, ellos se lo pierden y nosotros te mantenemos 😉
http://www.youtube.com/watch?v=Gm4aGPsICTE
Siempre lo podras mencionar en algún curriculum .
Animo, estuvo cerca.
Ellos se lo pierden, pues de hecho, que nivele exigen?? Maquinas perfectas?? De hecho, nunca me hangustado ni he tenido confianza en esos test telefónicos técnicos, creo que lo bueno se demuestra en el shell…
Lo dicho, gana Europa!
Al final, lo importante es el sueño, vivir ese momento y hacer cábalas, e ilusionarse, estamos tan orgullosos de tí, que alguien al otro lado del mundo, le haya llamado la atención tú trabajo, eso significa que sigas así, no conformándote y avanzando. Yo de esta experiencia tuya, con final no esperado por tí, coje lo positivo que es que hubo una posibilidad y si no salió, habra otra distinta pero seguro que con las ganas que pones en todo, algo bueno recogeras algún día. Besinos y un abrazo muy grande. Te quiero.
Dabo, siempre podré decirlo y, de hecho, tengo pensado decirlo siempre que pueda. Esta historia va a ser como mi «mili» :). El regreso a Europa lo estoy haciendo por la vía Láctea, que con esto de soñar, se me fue la mano.
oreixa, muchas gracias por el video. ¿Sabias que la playa del principio es la de Gijón? Jodido de morriña me has dejado… :P.
Picholeiro, ¡por supuesto! Llevo meses queriendo poner una zona de autobombo en el blog y esta entrada tendrá su propia sección. A ver si encuentro el momento de ponerme.
Xsas, creo que buscan un Superman con el nivel tecnológico de Batman y los conocimientos de fotografía de Spyderman. No lo tengo muy claro pero, como casi siempre, mirarán un poco y escojerán. Puedo decir que me ganó semejante engendro de superhéroes.
Mamá, seguiré así porque no sé seguir de otra forma, me temo :D. Te quiero.
Gracias a todos.