Al final, el Photowalk por Mérida tuvo el éxito esperado y el otro participante (esta ciudad es así, generosa) acudió. La anécdota del día fue que llegamos a deshora y no nos encontramos, así que cada uno hizo su guerra por su cuenta. De mi paseo, salieron algunas fotos mediocres, […]
Archivos mensuales: octubre 2008
La culpa fue de Berto, el de Buenafuente. Yo estaba tan contento con la pegatina protectora de la pantalla del móvil y él, simpático personaje, me hizo llorar una noche viendo su recomendación. ¡Para, para, para! Al final, aguante mientras pude pero ya no era lo mismo. Miraba la pantalla, […]
Texto breve para el taller de las palabras El ojo El grifo del lavabo goteaba rítmicamente. El espejo estaba gastado, sucio y a través de los huecos translúcidos sólo podía ver la parte de su cara que no quería mirar: la barbilla. El ojo derecho le dolía y sentía calor […]
Otro juego chorras donde lo único que tienes que hacer es pulsar en un recuadro lo más rápido que puedas, durante treinta segundos. El café del desayuno que nos permite a eme y a mí arrastrarnos hasta nuestro puesto de trabajo debe ser bueno, muy bueno, porque lo tomé hace […]
— Tu proyecto no es sexy — Estoy transfiriendo todos los fondos a un proyecto que me motiva. — Esto es algo que no cubren en las escuelas de negocios. (La traducción es mía y puede estar muy equivocada)
El blog ha estado caído desde el viernes por la tarde porque la gente del hosting se ha dedicado a cambiar direcciones IP sin decir nada. Hoy, tras un par de correos un poco groseros (si, puedo ser grosero si me pongo, ¿qué pasa?), me hicieron caso y me dijeron […]
la Fiscalía emeritense publicita su petición: seis años de prisión, una multa de 5.760 euros y 137.500 euros de indemnización para los perjudicados. Al juzgado, con denuncia escrita, sólo acudieron unas 70 personas, además del Ayuntamiento emeritense. La noticia completa, en el diario Hoy. Todavía hablaba con eme unos días […]
Forges, en ElPais.com. Hasta hace un año, los bancos casi te suplicaban que te llevases uno de sus créditos. Sirven para todo, decían, para comprar ese ordenador que te guiña el ojo desde un escaparate, para el cuatro por cuatro macarra y caro con el que tienes sueños húmedos cada […]